20º Feria del libro Juan Filloy

El pan nuestroi

Discurso de apertura pronunciado por la escritora Bachi Salas, en representación de SADE (Sociedad Argentina de Escritores y Narradores orales), de Río Cuarto)

Por Bachi Salasii
(Fotografía: Eugenio Agostini)

 Autoridades,
escritores, lectores, familias, gente necesaria….

Agradezco a SADE Rio Cuarto,
a su Presidente y Comisión Directiva por haberme designado para abrir esta
vigésima Feria del Libro Juan Filloy. Es un honor y una gran responsabilidad.
El tema convocante es demasiado importante, la cultura en estos tiempos está demasiado vapuleada y una hoja en blanco esperando el qué y el cómo resulta demasiado provocativa.

Por eso lo que voy a decir es el resultado de escrituras y reescrituras, versión uno, dos, y tres y sobre todo de la elección de un punto de vista. Ante lo excesivo me resulta imprescindible habitar el espacio y ubicarme en un lugar desde donde empezar a decir.

Si se hubiera tratado de un cuento para niños habría elegido un narrador en primera persona, inocente, desprevenido, que con su permanente desconcierto ante un universo complejo —los niños están aprendiendo a mirar y a nombrar— pudiera provocar la sensación de paradoja que con tanta naturalidad y sin explicaciones nos transmite Alicia, la del País de las Maravillas.

En esta ocasión –acá no se trata de ficción aunque por encontrarnos entre libros, lectores y escritores bordeamos los dos mundos—  también
elegiré una primera persona, pero no desprevenida, sabiendo, como me anticipó el presidente de SADE, que fui designada por la comisión directiva,  pero que lo que diga,  lo que estoy diciendo, es en mi nombre y no
en el de SADE. Mi voz, mi responsabilidad. Hablaré, pues, como narrador
testigo, pero no omnisciente. Percibo, intuyo, dudo, abro el foco, lo cierro,
tal como me enseñaron las muchas lecturas que me llevaron a un pensamiento más crítico para no quedarme con una sola versión; aprendiendo, por ejemplo, del cuento En el bosque, de Akutagawuaiii, donde muchas voces relatan el mismo hecho y es el lector quien tiene que decodificar, o de la magnífica novela Fortuna de Hernán Díaz, que incluye cuatro versiones que se complementan,  contradicen o manipulan la misma historia.  

Elegido el narrador yel punto de vista, necesito reducir la inmensidad del tema feria del libro con nombre tan ilustre… ¿Hablar de libros, de don Juan, de la cultura amenazada, de la alegría de encontrarnos en este lugar emblemático de la ciudad, antes mercado y asistencia pública… o voy acotando… poniendo el foco en un determinado espacio de la realidad? 

Voy a detenerme en tres ideas que confrontaron con otras y salieron elegidas.

1- La feria en sí misma. Acontecimiento que se sostiene a lo largo de los
años como política de estado. Celebración de puertas abiertas, porque es de
entrada libre y gratuita. Como debe ser cuando el estado está presente.


2-El contexto:. Recuerdo
que en algún lugar leí (y después busqué sin encontrar la fuente) acerca de una foto de la segunda guerra, creo que era en Polonia…: se veía un grupo de soldados nazis  golpeando y arrastrando a unos prisioneros judíos. El blanco y negro de la fotografía aumentaban el espanto de quien observaba. Pero eso no era todo. Había más espanto y del peor.
Otra foto, a la vuelta de la página mostraba  toda la imagen. Lo anterior era un recorte,  un zoom de acercamiento: el panorama completo  mostraba, en torno a las víctimas y los victimarios a un grupo de personas que pertenecían al país invadido arengando y aplaudiendo el horror. Para comprender se necesita el contexto. Y para celebrar en este caso…en esta feria, no podemos omitir el contexto.  

Son momentos difíciles, la inflación y la baja del poder adquisitivo resienten la actividad editorial; hay un monopolio del papel en nuestro país (solo lo producen dos empresas) lo que genera especulación, sobre precios, falta de stock por parte de las papeleras.  Esta es la situación:
Incertidumbre y falta de políticas estatales claras para el apoyo a la
producción editorial.  Es necesario entonces encontrar estrategias para la edición y circulación de las publicaciones. Es en este contexto complicado donde sucede un evento gozoso:
esta feria que tiene como protagonistas a los libros, los lectores, los
escritores.  Y llego así al tercer tema, al obvio:

3-La fiesta del libro: este objeto puente entre el escritor y el lector,
entre la estrechez de un mundo sin ventanas y la anchura, el goce, el
pensamiento crítico, el  desafío de identificarse con gentes nunca vistas, voces nunca oídas, y también con hambres, silencios, infortunios de otros que nos amplían el yo y nos vuelven nosotros. La fiesta del libro, dije, aunque perdón… viene el paréntesis, la acotación, el pie de página que detiene la lectura, porque si en medio del convite de tantos libros, las palabras se desplazan unos milímetros, surge la contradicción de que este preciado bien, el libro de papel, el que está presente en esta feria, alimento imprescindible para todos, sea cada vez más inaccesible por su costo (ay, de nuevo el contexto invadiendo lo que toca). Y voy a lo pequeño, a una anécdota mínima. Transcribo parte de un diálogo en una red social, donde a  veces, escasas, no todo son agresiones e insultos. Hay foros delicados y lo que voy a replicar parece un cuento con final abierto. Alguien recomienda el libro La
llamada de Leila Guerriero. Se suman voces de adhesión, porque de verdad es un libro magnifico, un librazo, una joyita y alguien dice: 

Soy obrero y me es imposible comprar el libro. En
la biblioteca del barrio no está…Pensé con el aguinaldo, pero no.
De todas maneras, compré otro
que me salió la mitad…
Y aunque él dijo que en la
biblioteca no estaba, alguien de buena
voluntad, le contesta:
—Que tu condición de obrero no te impida leer,
existen las bibliotecas. Te inscribes en una en tu barrio y consigues los libros, pero que nunca nada te impida leer.

Respuesta:
Es lo que hago, pero algunos libros hay que tenerlos.

Y de pronto, un otro  dice:
—¿Hayalguna forma de que te lo pueda mandar? Soy de México…

—¿En serio? Soy de Argentina….

Dos palabras: ¿en serio?  Detrás, en las orillas del texto, en lo
invisible, hay mucho que no se dice, mucho que no hace falta decir. Como sucede en la buena literatura, que no explica, que no subraya, que muchas veces solo nos deja temblando.

Algunos libros hay que tenerlos, dice el obrero. ¿Pide demasiado? ¿Tiene derecho de anhelar algo más que un pedazo de pan?   Poder comprar un libro, mirarlo, olerlo, leer y releer sus páginas… ¿Es  demasiado ajena la fiesta ajena, como en el cuento de Liliana Hecker?

Dice María Teresa Andruetto que la sicóloga y socióloga Silvia Bleichmar recuerda que lo humano es la no reducción a la auto conservación, lo humano es la posibilidad de acceso al exceso, es la posibilidad de acceso a lo superfluo”.  Y  por eso, dice María Teresa: “La literatura, el arte, forman parte de eso superfluo, lujoso y por eso tan profundamente humano. Posibilitar a los niños y jóvenes de cualquier condición social (y a sus familias y sus docentes) la accesibilidad a las mejores condiciones de lectura y a los mejores libros, es una tarea inherente al derecho a la educación. Un modo de inclusión que no es excluyente.”

Hasta aquí Andruetto. Escritora cordobesa, imprescindible, sutil, delicada para despertar conciencias sin proferir una mayúscula disonante.

Por todo eso, gracias a los que en contextos difíciles siguen trabajando por la cultura, a los maestros que  ponen el alma en la promoción de la lectura, a los narradores orales que como juglares despiertan la belleza, a los lectores empecinados que en medio del ruido siguen insistiendo, a los alfabetizadores desconocidos, que andan por las orillas, como dice mi amiga
Paola, para reparar omisiones y  deudas internas …y a las bibliotecas públicas, como la Moreno,  que a veces organizan rifas, locros, festivales de sueños para seguir en pie.

Para cerrar tenía tres finales posibles. Debería haber limpiado el texto, pero algo en mí se empecinó
y quedó así:

Final uno
Dice Claudia Piñeiro: “La democracia necesita ciudadanos, y la lectura forma ciudadanos con pensamiento crítico y diverso”. Celebrar libros, leer, feriar, debatir ideas, promover la lectura como política de estado forma parte del ejercicio inalienable de la democracia. 

Final dos:
Acordarse de María Elena y acordarse de no olvidar porque “en el país del no me acuerdo doy tres pasitos y me pierdo…”.

Final tres:
Una frase de Pinocho:
“sin hilos soy feliz”.
Que vivan los libros
que nos desatan y nos ayudan a crecer.
Muchas gracias.

[1] Discurso
de apertura de la 20º Feria del libro Juan Filloy, a cargo de Bachi Salas.
[2] Bachi
Salas (1951, Río Cuarto). Escritora y profesora de castellano. Trabajó como
docente en el nivel medio, como libretista para programas de radio y en las
áreas de Cultura y Educación municipales.
Publicó cuentos en diarios y revistas (Puntal, Billiken) y parte de su obra con Oga Libros, Educando Ediciones, UniRío, Fondo de Cultura de la Municipalidad de Río Cuarto, Intercoop, Remitente Patagónico, Ediciones del Puente, Palabra Ediciones (México) y Libresa (Ecuador).
Representó a Córdoba con el cuento Historia de Cosita en el Plan Nacional de Lectura 2009; integró las antologías de Fundalea (Venezuela) y Córdoba Cuenta (Comunicarte, 2010).
Es autora de ¿Mimí Dudánd? (Los Ríos, 2020) y Cuentos
colgados de un hilito (Ediciones del Puente, 2023), recientemente reseñado
en ECM Digital por Pablo Dema (https://corredormediterraneo.github.io/ElCorredorMediterraneo/hemeroteca.html)

[3] Ryünosuke
Akutagawa. Escritor japonés (1892-1927), autor, entre otras obras, de Rashomon, colección de cuentos, entre
los cuales figura “En el bosque”, que inspiran a Akyra Kurosawa la película Rashomon (1950).